Cuando cursaba el tercer grado en la León Trujillo, estudiaba conmigo un amigo llamado Juan Carlos que debido a sus orejas, era blanco de burlas por los guapos de la escuela.
Esta burla la soportaba estoicamente todos los días, ya que el que llevaba la comparsa de las bromas pesadas era el más “grande” (o viejo) del salón, de apellido D´Lucas (no me acuerdo el nombre), uno de los hijos de Protasio, el cual vive en la esquina del Calvario.
Como siempre fuí de carácter solidario, la verdad era que me importunaba el chalequeo a Juan y en virtud de eso, lo acompañaba todos los días de regreso a su casa, mientras la partida de forajidos del salón guiados por D´Lucas, venían detrás nuestro declamando los siguientes versos a todo gañote:
Como siempre fuí de carácter solidario, la verdad era que me importunaba el chalequeo a Juan y en virtud de eso, lo acompañaba todos los días de regreso a su casa, mientras la partida de forajidos del salón guiados por D´Lucas, venían detrás nuestro declamando los siguientes versos a todo gañote:
Juan Carlos el orejón
muerto lo llevan en un cajón
El cajón era de paja
muerto lo llevan en una caja
La caja era de pino
muerto lo llevan en un pepino.
El pepino era de protasio
muerto lo llevan en un zapato
El zapato era de cuero
muerto lo llevan en un sombrero.
Imagínense ustedes semejante burla todos los días por las calles del Barrio Campo Alegre, nosotros dos adelante calladitos, por el medio de la calle (ahora que me acuerdo, en esas calles como que no pasaban vehículos, porque a la salida del colegio todo el mundo iba por el medio de la calle) y el poco de carajos detrás jodiendo el parque hasta que llegábamos a la calle del Narajal y mientras que nosotros bajábamos, ellos se desarticulaban cojiendo unos hacia arriba y otros hacia el callejón de los Capdevielle.
Una vez que bajábamos, lo acompañaba hasta su casa, cruzábamos el patio en donde había una mata de tapara y luego de saltar la acequia, salía a la calle donde vive Lucho, a través de una reja de alambres de púas que tenia la cerca al final del patio.
En estos días que pasé porque los Orozco para ir al abasto de los chinos a la entrada de San Jerónimo, me acordé de la cerca del patio y a su vez, de los versos que declamaba D´lucas que alguna vez los encontré en una enciclopedia de mi mamá pero no me acuerdo a quien pertenecen. ¿quien se los habrá enseñado???.
Como el bachillerato lo estudié en Puerto Cabello, le perdí el rastro a mi amigo Juan Carlos y al estar seguro de que es familiar de los Moreno de Banco Obrero, alguna vez le pregunté a uno de ellos por su vida y me comentaba que es ingeniero y vive en Caracas.
Mientras escribo esto, se me ocurre dar con él y luego ir a buscar a D´lucas, pero no para pelear, sino para evocar viejos tiempos y dar con los nombres de todos los que estudiábamos hace ya treinta años el tercer grado en la escuela León Trujillo.
1 comentario:
Muy interesante tus historias, me agradan, mi madre fue directora de esa escuela. Saludos
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