Si algún cocoroteño se le olvida el día de su santo patrono, la Alcaldía de este municipio muy temprano se lo recuerda. Desde la madrugada del día de hoy, fui despertado por un sartal de cohetes y sirenas de vehículos que, en plena oscurana andaban con megáfono en mano despertando a los pobladores de este otrora pacifico pueblo para que no olvidaran que se trataba del día de San Jerónimo y quea las diez de la mañana se iba a oficiar la misa solemne a cargo de Monseñor Nelson Martínez Rust y las fuerzas vivas del municipio ¿alguien me podría señalar por qué se le llaman fuerzas vivas?????
Así pues que en la penumbra de mi cuarto, con los seguidores del gato dando vueltas por los bloques, me puse a recordar aquella oportunidad en donde mamaíta Emilia -mi abuela materna- me relataba una época de sequía tan fuerte a final de la década del 10, en donde la población encaraba la ausencia de agua consumiendo alimentos un tanto ajenos a lo normal, como el beneficio y desposte de un burrito sobreviviente de la locura que arropaba al ganado de la región, que moría de mengua consumiendo arena en las márgenes de los ríos tan secos como el Sahara.
Al cumplirse esta fecha -30 de septiembre- los sedientos pobladores cocoroteños hicieron una procesión con su santo, regando con sus suplicas por agua a través de toda la calle Real, hasta llegar a las mismas márgenes del río homónimo del santo y cuando ya se regresaban, se desparramó un palo de agua que hizo correr a los pobladores hasta sus hogares con el fin de recoger por intermedio de las canales de zinc, un poco de agua para sus saciar su sed. No lo van a creer pero en estos momentos me llega el olor a tierra mojada por la lluvia.
Creo recordar que alguna vez Caribe hizo mención en uno de sus post de esa época de sequía, pero no puedo ver desde hace algún tiempo para acá el blog de este panita cocoroteño que lo vieron por última vez, haciendo auto stop por los pueblos de México. ¿Caribeeeeeee donde estas?, de seguro que no soy el único que te extraña :-(
En fin, apenas salio el sol me apresuré para hacer las compras domingueras para mis hijos y sus clases, no sin antes pasar por la Iglesia que a esa hora de la mañana se encontraba desierta pero muy bien ataviada. Lo mejor del caso es que el único personaje que se hallaba haciéndole compañía al párroco, era el archiconocido Juan Pérez quien me preguntaba insistentemente la hora para sacar en procesión el de “la plumita y el librito”. Chiico cálmate que la procesión es a la seis de la tarde y apenas son las ocho de la mañana… ja ja.
Así pues que en la penumbra de mi cuarto, con los seguidores del gato dando vueltas por los bloques, me puse a recordar aquella oportunidad en donde mamaíta Emilia -mi abuela materna- me relataba una época de sequía tan fuerte a final de la década del 10, en donde la población encaraba la ausencia de agua consumiendo alimentos un tanto ajenos a lo normal, como el beneficio y desposte de un burrito sobreviviente de la locura que arropaba al ganado de la región, que moría de mengua consumiendo arena en las márgenes de los ríos tan secos como el Sahara.
Al cumplirse esta fecha -30 de septiembre- los sedientos pobladores cocoroteños hicieron una procesión con su santo, regando con sus suplicas por agua a través de toda la calle Real, hasta llegar a las mismas márgenes del río homónimo del santo y cuando ya se regresaban, se desparramó un palo de agua que hizo correr a los pobladores hasta sus hogares con el fin de recoger por intermedio de las canales de zinc, un poco de agua para sus saciar su sed. No lo van a creer pero en estos momentos me llega el olor a tierra mojada por la lluvia.
Creo recordar que alguna vez Caribe hizo mención en uno de sus post de esa época de sequía, pero no puedo ver desde hace algún tiempo para acá el blog de este panita cocoroteño que lo vieron por última vez, haciendo auto stop por los pueblos de México. ¿Caribeeeeeee donde estas?, de seguro que no soy el único que te extraña :-(
En fin, apenas salio el sol me apresuré para hacer las compras domingueras para mis hijos y sus clases, no sin antes pasar por la Iglesia que a esa hora de la mañana se encontraba desierta pero muy bien ataviada. Lo mejor del caso es que el único personaje que se hallaba haciéndole compañía al párroco, era el archiconocido Juan Pérez quien me preguntaba insistentemente la hora para sacar en procesión el de “la plumita y el librito”. Chiico cálmate que la procesión es a la seis de la tarde y apenas son las ocho de la mañana… ja ja.
Como ando algo ñongo con mi nueva cámara, les traigo una imagen de San Jerónimo y uno de sus más fieles cargadores en las procesiones religiosas como lo es el Juan Perón (llamado así por cariño) y una vista de lo engalanada que se encontraba la Iglesia parroquial de Cocorote para la realización de la misa solemne.