La vida era perfecta al llegar las vacaciones; más si esas vacaciones se disfrutaban en la casa materna de Banco Obrero en Cocorote

sábado, diciembre 16, 2006

Recuerdos de la Urdaneta

Estaba recordando que a Susana le gustaba ponerle de vez en cuando alguna velita a los muertos, normalmente la encendía en una habitación que estaba al lado de la cocina en la casa de la Urdaneta.
A pesar que esta casa lleva más de 20 años que fue derrumbada, me puedo pasear por cada una de sus esquinas como si estuviera en ella y recuerdo que esa habitación tenía en uno de sus rincones, un pequeño murito como de 30 cm. de alto y 50 cm. de largo el cual utilizaba para encender la vela. Debo decir que no tenia allí ningún tipo de imagen religiosa, solamente era el lugar para prenderla.
Resulta que en una madrugada me levante a tomar agua y al cruzar el largo pasillo que permanecía claro por la luz proveniente del poste que estaba al lado de la casa, me dirigí a la cocina que permanecía en tinieblas como el total de la casa a excepción del pasillo. Obviamente que alcanzar la cocina a esa hora, era un suplicio chino por los temores que infundaba aquella casa de altas y gruesas paredes coloniales, pero siempre quedaba el recurso de la luz proveniente de la nevera (era el tiempo en donde uno se preguntaba si la luz de la nevera quedaba prendida cuando se cerraba la puerta).
Cuando me dispuse a volver a mi cama (ya trancada la puerta de la nevera), observé que la velita de Susana alumbraba tristemente aquellos espaciosos lugares cuando de pronto voltee a ver hacia la ventana del comedor y me di cuenta que se reflejaba en la misma, la sombra de un pelotero como lanzando una bola. Rápidamente volví mis ojos a la vela y trate sin lograr, ubicar que objeto estaba entre la vela y la ventana que hacia el reflejo. Fue entonces que mis ánimos se vinieron al suelo y de un tiro corrí hacia mi cama tratando de que el pánico no se apoderara de mi y a pesar del susto me pare dos veces en el quicio de la puerta del cuarto las muchachas mirando hacia la cocina, tratando de resolver el enigma pero la verdad es que me tuve que acostar sin saber que fue el objeto que reflejaba la sombra…
A la mañana siguiente le conté a Susana lo sucedido y por casualidad (se que no existen coño) se reseñaba en el periódico, la muerte de un beisbolista ocurrida en el estadium Independencia de Puerto Cabello por recibir un golpe a la altura del cuello con una pelota bateada en línea...
La verdad es que Susana a partir de ese momento, nunca más prendió vela en aquel lugar y cuando lo hacia era durante el día y en la repisa de su cuarto, para tranquilidad de todos….o de ella, quien era la que más madrugaba....

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