un encuentro bochinchero en Puerto Cabello

Encontrarnos en Puerto Cabello siempre ha sido una manera de disfrutar un mundo. Si bien, cuando se hacen mas esporádicas no es menos cierto que lo mejor de los lazos familiares se mantienen.
Al igual que unos años atrás, me fui con mis hijos y sobrinos para el malecón y tan solo comenzar a caminar allende a la playa, les recordé que estaba prohibido pisar las rayas de las aceras y en eso Yanitza, una de mis sobrinas me dice – tiooo, había olvidado eso. Por cualquier lado que voy, ando con el cuidado de no pisar las rayas de las aceras y no sabia porque lo hacia je je – (Qué tan profundo puede mantenerse en el subconsciente, algo aprendido de la niñez).
Igual se me puso difícil cuando todos deseaban darme la mano y ahora con el inconveniente de un Mauricio celoso, aunque entrado en el mismo bochinche mientras que si alguno pisaba una raya en el piso, la pita era abrumadora. Ahora, como los gustos son distintos se hizo un pote para todos, por lo que fueron comprando los que se les antojó y así todo mundo quedo en sana paz. Pero la verdadera juerga fue al día siguiente, cuando nos fuimos en cambote para la playa y mi espalda puede dar fe de ello. Quien dijo que en los días santos se podía descansar?????

parte de la comitiva en el malecon porteño

Mis sobrinas Joanis y Jessica, como las maticas de caraotas (echando vainita) pa´la basura