Amigos de la Universidad

Bohemia es la palabra que mejor describe al Poeta Ramón Guillermo Cariño, amigo entrañable de la Universidad al que un buen día en el estacionamiento de FACES tuve el dignísimo honor de conocerle para agregarlo entre mis predilectos para toda la vida.

Nacido en tierras yaracuyanas, pronto se distinguió como un “cabeza caliente” en el bachillerato, siendo “cuadro” de izquierda, razón por la cual se vio enfrentado inclusive a familiares cercanos que formaban parte de la organización de Caldera.

Ambicioso por las letras y la poesía, siguió sus estudios en Barquisimeto para graduarse de profesor y luego de abogado en la Ilustre Universidad de Carabobo, lugar donde conocí la fortaleza de su amistad a través de la tertulia, la declamación, el alcohol, (hippp, saluddddd), el boxeo, el béisbol, el amor y sobre todo la irreverencia.

Libros y más libros compartimos, donde Violeta Parra tiene un sitial de honor con sus décimas además de León de Greiff y sonetos de Neruda, Gabriela Mistral, Octavio Paz, Ernesto Cardenal, Nicolás Guillen, Julio Cortazar, Cesar Vallejo, Rubén Darío, Antonio Machado, Federico García Lorca, Josefina Plá y Gibran Khalil, entrecruzados con escritos tales como pasajes de la guerra revolucionaria del Che, el libro grandote de Humor y amor de Aquiles Nazoa y otro de José Antonio Ramos Sucre.

Así, fuimos entretejiendo horas y horas de risa y estudio, donde muchas veces observando las largas horas de estudio que los números requerían, me objetaba de la siguiente manera: “Poeeeeeta, que hace usted estudiando esa joda, tenga en cuenta que usted es pobre, negro y yaracuyano; debería en estos momentos estar haciendo lo que sus semejantes, cortando caaaña y no estar sufriendo con tanto número”….

Recuerdo que en una oportunidad cayo preso por tratar de cobrarle una deuda de honor a un PTJ que se había propasado con una dama (un Quijote cualquiera), por lo que Elena de Troya en un mar de lagrimas me envió con sendo pollo al comando de la Navas Espinola . No obstante, al salir de su reclusión me comentaba que una de las mayores vergüenza que pasó en sus 48 horas de reclusión fue las tristes alitas de pollo que le enviamos para que comiera y que tuvo que compartir apenado con otros presos jaja: Poeeeeta, fue que los policías le robaron el pollo, no juegue ja ja

En otra oportunidad nos fuimos a disfrutar de un día completamente distinto en las aguas termales de Trincheras, en la que nos hicimos acompañar de todo un “personaje” universitario de los años ochenta al que denominábamos “El Profeta” o “Rey de Reyes”, un canario setentón que vivía en Naguanagua y que se la pasaba con un megáfono perifoneando por todas las facultades su aversión al gobierno del truhán Carlos Andrés y su condición de “inmortal” por ser el elegido de Dios para llevar a cabo su obra en Valencia. Un día inolvidable andar con este par de locos. (Por cierto que el profeta llegó al centro de una piscina a medio hervir argumentando que no sentía el agua caliente verggg).

Con el poeta Cariño tengo tiempo que no me reuno, la última vez que lo vi me comentaba con mucho pesar de que la izquierda al fin era gobierno en Venezuela solo para verla saboteada por injusticias, desmanes y corrupción, por lo que nos vino a la memoria aquel viejito de Cañaveral que repetía mientras engrasaba su escopeta de doble tiro, ¡Ah mundo mi gobierno de 48 horas, que no haría esta escopeta con los corruptos!!!!

Ramón Guillermo será siempre ese amigo universitario recordado por ser único y distinto. Desde estos espacios con un gran abrazo te envió mi cariño sincero y mi lealtad.
Que bueno es recordar esos locos geniales