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Mapa que señala los ríos Guayurebo y de La Virgen en el documento enviado a Caracas por los vecinos del pueblo en 1812 |
Coincidencialmente con el temblor
ocurrido en Caracas durante el 30 de agosto del presente año, esa
misma mañana estuve leyendo sobre los desastres que ocasionó la madre naturaleza en aquel fatídico día 26 de marzo de 1812,
donde nuestro país se mantenía comprometido con la efervescencia
independentista de la Primera República. Vale decir que de acuerdo a estudios actuales, por diferencia en las horas señaladas en viejos documentos, se ha concluido que en la fecha mencionada se generaron al menos dos terremotos en nuestro país.
Es bueno destacar, de acuerdo con
Rogelio Altez (2006)[1]
las poblaciones de Cocorote y Las Tinajas (Albarico)[2]
testimoniaron sus padecimientos en una importante cantidad de documentos que se
encuentran sobre todo, en el Archivo Arquidicesano de Caracas y que iban
dirigidos al entonces Arzobispo de Caracas Narciso Coll y Prat. De estos
documentos, el autor citado pudo extraer lo siguiente:
“El terrible temblor del 26 de marzo último,
aniquiló el templo y poblado que había…los serros se destruyen con fuegos
subterráneos, en términos que se han tapado los ríos hasta que a fuerza de
trabajos en unos y en otros por los repetidos temblores se han conseguido abrir
sus corrientes”[3]
“aun amenaza el fuego
subterráneo de los inmediatos cerros hacia Aroa en términos que desplomados
desvían el curso de las aguas”[4]
“El sitio del pueblo ha quedado
espantoso, no solamente por su total extinción sino por los continuos ruidos
subterráneos, despeños de los cerros, con montañas y sabanas inmediatas;
crecientes no vistas de los ríos de Guayurebo[5]
y del que llaman de La Virgen, a poniente y naciente, como a un cuarto de legua
cada uno del otro, y grietas que se advierten en los que van quedando; de
suerte que es un espectáculo tan triste y melancólico que llena de espanto y
tememos que se aniegue el terreno porque ambos ríos se chocan”[6]
“La catástrofe del 26
próximo Ilustrísimo Señor á dejado a mis obejas, y a mi en la mayor
consternación, 9 de ellas perecieron vajo de las ruinas de las casas que se
desplomaron, el templo santo reducido a polbo no quedando en el piedra sobre
piedra, los vasos sagrados despedasados, las Imágenes, Ornamentos y mas reliquias,
todo, todo quedo oculto en los fragmentos del edificio, y en medio de esta
desolación con las continuas explosiones de la tierra que desde aquella tarde
fecha hasta el presente nos afligen, me veo rodeado de mis consternadas obejas
a quienes no he dejado de consolar, y exhortarles la palabra Divina, llenándome
mi Corazón de sumo Goso al ver la religión reformada (…)[7]
Luego de las citas anteriores, Altez (ob cit) realiza una afirmación sorprendente:
“Evidentemente estas descripciones
dejan muy en claro que si algún río fue obturado en la zona y desviado su
cauce, Cocorote fue testigo de ello, Estos efecto sobre la naturaleza (únicos certeramente
descritos y positivamente documentados para toda la región) sugieren una cercanía muy probable a uno de
los epicentros de la región norte para aquel 26 de marzo de 1812. Quizás
una exploración geológica de la zona permita corroborar físicamente estas afirmaciones.
Más adelante, estas descripciones contribuirán a los razonamientos sobre la
ubicación del epicentro en la región y la localización de estos efectos sobre
la naturaleza” (p. 394)
En
pocas palabras, de acuerdo con la apreciación del autor así como también por otros
reconocidos científicos, consideran a Cocorote o sus alrededores como el lugar donde se generó uno de los terremotos de 1812.
Para
finalizar, es bueno citar que el 16 de junio de 1812 el Gobierno de la primera República resolvió expulsar al Arzobispo de Caracas Narciso Coll Prat, por su actitud perjudicial a los intereses de la Independencia a propósito de los terremotos que destruyeron varias ciudades venezolanas [8].
Cuentan
las crónicas de la época que los frailes, -con el apoyo del citado Arzobispo- a
raíz del desastre que conmocionó el país, abandonaron los ritos de la
Semana Mayor, se lanzaron a las calles y desde lo alto de las ruinas
gritaban: “Sodoma y Gomorra... de rodillas... ¡Ha llegado la hora
de la venganza! Habéis insultado la Majestad del Rey virtuoso
y el brazo de Dios cae sobre vuestras cabezas para castigarlos”.
Viendo
que las palabras de los sacerdotes cundían y atemorizaban a los caraqueños,
Bolívar que junto a otros patriotas dirigía los trabajos de remoción de
escombros para rescatar cadáveres y auxiliar a los heridos, desenvainó su
espada y puso en fuga a uno de los frailes. Luego se dirigió a la
multitud y pronunció aquella increíble sentencia de: “Si la
naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.
[1] Altez R. (2006) El desastre de 1812 en Venezuela, sismo,
vulnerabilidades y una patria no tan boba. Fundación Empresas
Polar. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas
[2] Nota del
autor: Tinajas, tal como se llamaba entonces esa población, fue trasladada
en 1825 a una legua de su lugar original, y fundada con el nombre de Albarico,
como se le conoce hoy en día, según consta en la documentación existente en la
carpeta 127 de la sección Parroquia del Archivo Arquidiocesano de Caracas
(ACC).
[3] (N del A) AAC, Misceláneas, Carpeta 114. José
Dionisio Lobera a Coll y Pratt. Cocorote, 16 de abril de 1812
[4] (N del A) AAC, Misceláneas, Carpeta 114.Manuel Díaz
González a Coll y Pratt. Cocorote, 16 de abril de 1812
[5] Es curioso el nombre que recibe el río San Jerónimo.
Al parecer se trata no del río sino más bien de la quebrada La Playita, la cual
atraviesa a Guayurebo al sur de Cocorote.
[6] (N del A) AAC, Misceláneas, Carpeta 44. Pedro Bencomo
y demás vecinos de Cocorote a Coll y Pratt. Cocorote, 16 de noviembre de 1812.
[7] (N del A) AAC, Misceláneas, Carpeta 127. Pedro José
Daboin a Coll y Pratt. Tinajas, 20 de abril de 1812.
[8] Tomado de http://cronologiadevenezuela.blogspot.com