Es común escuchar el refrán que
dice “fulanito o fulanita come más que una nigua” a propósito de chalequear a
las personas glotonas, y que hoy; por las circunstancias que estamos viviendo los
venezolanos, son las menos que extrañamos y deseamos que nos visiten, je je.
Esta historia nace producto de la
lectura de un cuento de Rafael Zarraga de su libro “Contares”, (editado por
la UNEY), donde el desaparecido bardo hace referencia de un muchacho ahijado de
su abuelo que vino a vivir con ellos en su casa de Campo Alegre, luego que su
madre muriera y que al poco tiempo de
estar viviendo con ellos también él muriera repentinamente.
El poeta hace alusión de que éste
chamo sufría de “niguas” y que por eso su abuelo lo increpaba con el propósito de que tuviera el cuidado de
“rasparse” los pies. Pero la tristeza del huérfano pudo más que cualquiera
situación de cuidado, la muerte lo alcanzó con los pies deformes de tantas
niguas incrustadas en ellos.

Tratando de conocer más sobre el
tema, le pregunté a mi longevo amigo Protasio
De Luca en su casa de El Calvario sobre esta enfermedad y me refirió que él
mismo llegó a sufrir de Nigua, pero con
la llegada del DDT a Cocorote, ésta enfermedad desapareció prácticamente a
partir de 1945, año en la cual se utilizó el peligroso organoclorado “Dicloro-Difenil-Tricloetano”
para combatir otra enfermedad endémica venezolana: La Malaria.
Esto supone matar dos pájaros con
un mismo tiro. A lo mejor muchísimos, pero ciertamente existe conocimiento que
la tungiasis,
como es conocida la nigua en términos médicos, decayó drásticamente desde el
momento en que el Dr. Arnoldo Gabaldón comenzó su campaña antimalárica rociando
el DDT luego de haber asistido en la ciudad de Washington como participante de
la V Conferencia Panamericana de Directores Nacionales de Sanidad, donde conoció al general James Simmons, quien le informó del polvo blanco empleado
con fines militares y que ligado con kerosén, ofrecía un buen efecto sobre el
transmisor del paludismo; el polvo sería el tristemente célebre DDT.

2 comentarios:
Me acuerdo muy claro cuando al final de la década de los sesenta en las poblaciones de Albarico, Yumare, Agua Negra, Farriar, Palma Sola y Yumare se veían pintadas en el frente de las casas las iniciales DDT.. Mi padre me explicaba que esas casas habían sido fumigadas y estaban libres de chipos, zancudos y niguas...
Carache, tuvistes la oportunidad de conocer los pueblitos yaracuyanos en todo su esplendor. Cuantos buenos recuerdos tendrás.. Fuerte abrazo..
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