Al escribir sobre la Pensión Lara
de Cocorote, me remonto al final de los años 30 del siglo pasado, cuando su
dueño el General Bruno López Fonseca luego de la muerte del dictador Juan
Vicente Gómez, se estableciera en este humilde pueblo para guardar sus armas de
combate y hacerlo para siempre su cuartel de invierno.
Tres han sido las referencias
para fortalecer la historia. El primero fue por parte de Alfredo Victoriano
Aponte, cocoroteño desaparecido quien me habló holgadamente de la Pensión, ya
que por mucho tiempo su madre, la Señora María Aponte trabajó en la cocina de
ese negocio y él con apenas unos seis años, ayudaba a los pasajeros a llevar
las maletas hasta las habitaciones. La segunda referencia provino del blog Tapping Yta, donde existe un post escrito por un familiar directo del General Bruno
López, haciendo referencia del sitio y del lugar con una descripción bien
interesante por lo que se hace importante abordarlo y finalmente, a través de
la mente privilegiada del cocoroteño-porteño Bartolo Pineda, quien recuerda
claramente el establecimiento hotelero.
Lo primero que hay que señalar es
el momento que vive Venezuela cuando abre sus puertas la Pensión Lara. A raíz
de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, nuestro país empieza a despertar
del largo letargo que le indujo la dictadura. Tanto así que apenas se va
teniendo razón del boom petrolero y es en este momento que comienza el
desplazamiento de grandes cantidades de personas hasta las zonas de extracción
petrolera como lo son el oriente y el occidente venezolano. Yaracuy como hasta
ahora, no tenía nada que ver con las zonas petroleras, pero era sitio obligado
para llegar a Barquisimeto desde el centro del país y con ello a la tierra del
sol amada, puesto que la Carretera Trasandina atravesaba el pueblo por todo el
medio, es decir, a través de su Calle Real, la cual es hoy en día la calle
Bolívar.
En relación a la carretera
Transandina, vale decir que muchos de sus tramos fueron realizados por
prisioneros en tiempos de Gómez. Su infraestructura era rudimentaria y la
mayoría de los ríos carecían de puentes. El río San Jerónimo era uno de ellos, en
tiempos de verano su paso era sin inconvenientes. No obstante cuando se
acercaba la época lluviosa, su imponente cauce hacia esperar largas horas a los
viajeros. Era ahí que la Pensión Lara entraba en acción, puesto que los choferes
de los autobuses de la ruta RC los cuales eran de madera, se devolvían a la Pensión Lara a pasar la noche.
Deduzco que quienes quedaban del otro
lado del río iban a parar a Guama.
Pero, los viajeros tenían que
comer. Es por eso que el pueblo entero de alguna manera participaba en aquella
actividad hotelera, ya que gallinas y pollos eran vendidos por muchas familias de la
zona para satisfacer las necesidades de alimentación, así como también rubros
diversos como raíces y tubérculos, frutas, verdura y hortalizas y finalmente
cereales y oleaginosas a los fines de hacer las comidas. Vale decir que la
esquina donde estuvo alguna vez situada la Pensión Lara, motorizaba la economía
cocoroteña.
Esta Pensión, quedaba exactamente
en la esquina de la calle 7 cruce con avenida Bolívar. Esa esquina sigue siendo
referencial comercial. Pero sigamos en los años 40. Cerca de allí, frente a Jarro mocho quedaba diagonal un cine
cocoroteño donde la época de oro del cine mexicano hacía estragos en este
preciado pueblo a través de sus grandes estrellas tales como Pedro Infante,
Jorge Negrete o María Félix, los cuales eran exhibidos por los carteles
guindantes que llevaba puesto nuestro singular Juan Pérez, quien para la época
anunciaba las películas de éxito del cine, acompañado por una enorme matraca
con el propósito de llamar la atención a los viajeros de la Pensión Lara.
Igualmente existía un botiquín
que hasta no hace mucho funcionaba en la esquina contigua a la Pensión, espacio
donde hoy se encuentra la charcutería de los Daza y el primer mercado
cocoroteño según, estuvo en donde hoy está ubicado el Abasto Venezuela. Total,
a pesar de que Cocorote siempre fue un pueblito, no por eso dejaba de ser
movido.
Distinguidas personalidades
llegaban igualmente a saludar al General Bruno López. Este pueblo fue visitado por
el General Eleazar López Contreras,
Presidente de la República (1935-1941) Igualmente la pensión era
visitada por los insignes periodistas Alberto Ravell y Kotepa Delgado, así como
también por el poeta de la generación del 28 Antonio Arraiz; quienes fueron con
mucha posibilidad, compañeros de infortunio del General Bruno Fonseca cuando
estuvieron presos en las mazmorras del Castillo Libertador en Puerto Cabello.
Vale decir que de acuerdo al post
de Tapping Yta, el General murió en 1942
y con la construcción de la carretera panamericana con su puente de hierro en
el río, dejo a la Pensión con muy poco que hacer, razón por el que al fin cerró
sus puertas. Al poco tiempo esa inmensa casona colonial fue derribada por su
nuevo dueño, el Sr, Jorge Chabarek, a los fines de construir espacios comerciales
y su casa de habitación. Desde esa época existe un antiguo rumor pueblerino y era que al tumbar una pared, se destaparon unas monedas
de oro conocidas como “morocotas” y que el dueño del lugar tuvo la suerte de recogerlas integras. Así pues nació el Almacén Las Tres BBB, por lo que otra vez se hace
presente el refrán que dice: “Dios no le da cacho a burro”. Je je
No hay comentarios.:
Publicar un comentario