Las loqueras del Poder

Poco a poco se va confundiendo en una sola ensalada los dignos poderes en lo que normalmente descansa la democracia. Bien es sabido que debe existir una verdadera autonomía para que no existan medidas de coerción o de parcialidad política alguna, que obligue a los administradores de justicia a decidir según el cristal con que se mira.
En el caso de la huida de Lapi, que si bien, una importante cantidad de yaracuyanos lo sigue identificando como el mejor gobernador que el estado ha tenido jamás, no es menos cierto que se le siguen algunas acusaciones en su contra por uso indebido de los dineros públicos y esto, aunque muchos lo nieguen, tiene sus verdades y eso se observó en el comportamiento irracional que sostuvieron sus colaboradores mas cercanos y en el suyo propio, cuando los humos se le subieron a la cabeza, realizando desmanes frente a un pueblo mas bien necesitado.
No obstante, antes el “estado de derecho” dizque existente, Eduardo Lapi tenía toda la potestad de defenderse y al parecer lo estaba haciendo tan requetebien, toda vez que se recurrió a la presión y a la coerción para mantenerlo enjaulado a como de lugar teniendo como cancerbero al mismísimo gobernador del estado quien muy a su pesar, la sabiduría común ya ha dictaminado su sentencia: lo que hizo Lapi fue dejarle el puestecito en la cárcel, pues a pesar del poco tiempo que tiene como Gobernador, ya se lo tiene bien ganado, je je.
Pero ahí no para la cosa, la evasión de Lapi ha traído colita en toda la geografía yaracuyana. Del tiro fue destituida una Juez porque al señor ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia (MPPRIJ) no le gustó su dictamen (vergggg Bolívar, menos mal que estas muerto: donde queda la cacareada autonomía?????) y de ñapa, la recién designada juez de control revoca la medida de libertad condicional a un numeroso grupo de personas que, de acuerdo con la noticias que se rumoran en San Felipe, pueden estar los que ayudaron a Lapi a escapar, pero igual que una fragata misilistica, también es cierto que la enorme mayoría son inocentes de toda culpa, echando por el suelo aquella premisa que reza: “más vale un culpable libre que un inocente preso”. Pero eso no le interesa al gobierno actual. Si esto sigue así, llegará el día en que cualquier signo de discrepancia con los camorerros de turno, será más que suficiente para que cualquier individuo vaya a dar con sus huesos a una prisión, mientras que los defensores podrán ejercer sus recursos manque sea para dejar constancia de que lo hicieron porque de resultados coherentes apegados a la Cosntitución y las Leyes: nanay nanay.